sábado, 14 de febrero de 2009

Universidad

Mi amor y mi respeto por la Universidad y una firme convicción de que es la conciencia ética de la vida la que debe fortalecer nuestra voluntad y esclarecer nuestra inteligencia para dar sentido al apoyo a la Universidad Estatal, uno de los estamentos más válidos y sólidos para construir la igualdad y la solidaridad en las sociedades libres y para enseñar a pensar. ¡Sapare Aude! debe ser nuestra preocupación principal, "siempre todavía".
La experiencia práctica, el empleo y el contacto con la vida potencian la formación y la abren al mundo real, aunque la Universidad es mucho más que eso, es espíritu, civismo, educación para la ciudadanía, moralidad individual y colectiva, cultura desinteresada y saber por el saber. De la combinación de la técnica y de la práctica, de la sabiduría y de la experiencia, del amor a la verdad y del pragmatismo proceden los buenos universitarios, formados por buenos profesores, docentes e investigadores al mismo tiempo. Y todo eso exige inversión económica que el Estado debe asumir e impulsar, completando en su caso la reticencia, la falta de interés o la ignorancia de la politiquería.

El hombre mediocre.